domingo, 23 de agosto de 2009

GRUPO SALVADOR MORENO



Monseñor Luís Pérez Hernández escribió sobre este guerrero de los matices lo siguiente: El niño Salvador Moreno se echó en el regazo de la naturaleza y ella lo mimó como el hijo predilecto y le contó sus secretos. Le enseñó a engarzar en los pinceles el azul infinito de los cielos; le dijo como se teje la púrpura en que duerme el sol; le mostró la noche oculta, la noche oculta en el regazo frío de las aguas dormidas; le contó que el sol tiene en su mágica paleta, oro para esmaltar girasoles y muriese para teñir las rosas. Y el artista escuchó embelesado, los secretos de la naturaleza, los hizo emoción en su corazón y llenó con ellos el soberbio palacio de la fantasía; y de su pecho apasionado y de su mente luminosa hizo brotar el prodigio. Salvador Moreno, ya en edad juvenil, el Concejal Cucuteño, Carlos Luís Jácome, le consiguió una beca a través del ayuntamiento para que lograra estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, en donde concluyó parte de sus estudios en medio del aplauso de los críticos de arte de ese entonces de ahí en adelante empezó la peregrinación por su mundo interno y su mundo geográfico, pisó tierras mexicanas, españolas, inglesas y francesas en su loco afán y glorioso anhelo de pulir su estilo, animado por el aire de aliento que le daban sus maestros y admiradores. Se metió de lleno en et mundo del arte, se trenzó en abierta lucha a brazo partido con las siluetas, con los tonos, los planos, la luz, la oscuridad, los desvelos, la rabia, la frustración, el deseo de estrellar la venganza contra el lienzo, en fin, todo lo que siente un humano, un artista. Salvador Moreno lo logró. Se hizo un pintor, de corte clásico, grande al ganarse en Francia el primer premio de un concurso con su cuadro; Carmencita la Sevillana, que hoy reposa en el Museo del Prado, en Madrid. Cuando Salvador Moreno dejó el calor canicular de la tierra de su padre tenía 17 años, y cuando París lo coronó apenas llegaba a los 24. A los 27 ya se encontraba saciado de Europa y se volvió un misántropo que sólo mantenía conversación con pocas personas, se encerró de lleno en su mutismo hasta que sus familiares perdieron contacto con todo lo que los relacionara con el artista, hasta que pasaron los años y de nuevo en esta ciudad fallecieron. Los cuadros de Salvador Moreno se encuentran diseminados por todo el mundo entre colecciones privadas y museos, y entre ellas hay que señalar especialmente a Carmencita la Sevillana, Viejo de Espaldas, Las Mefnos, Y Ruth y Nohemí, San Juan de Dios, Francisco de Paula Santander, que se encuentran aquí en la Alcaldía y otros que se nos escapan pero que están en las buenas manos de varios coleccionistas cucuteños. Sobre Salvador Moreno han escrito muchos biógrafos, entre ellos Monseñor Luís Pérez Hernández, Rafael Pombo, Luís Alberto Villalobos, Pablo Rueda Arciniegas, Gonzalo Canal Ramírez, Pedro María Fuentes, Luís Eduardo Pacheco, Luís A. Medina, Luís E. Romero, Leonardo Molina Lemus y Juan Agustín Ramírez Calderón. En Venezuela J. M. Contreras S. Por eso cuando se mencionen a los personajes refugiados en la razón de la demencia, hay que decir: Bendita sea la locura de Don Quijote de la Van DerGoes, la de Van Gogh, la de Salvador Dalí y bendita sea la locura de Salvador Moreno.